Asesinato en el Mersey by Brian L. Porter

autor:Brian L. Porter [L. Porter, Brian]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-14T16:00:00+00:00

Capítulo 21

PERSONAS DESAPARECIDAS, 1966

El sargento Robert Carson permaneció sentado observando a los dos hombres, padre e hijo, que acababan de pasar media hora relatándole una historia prácticamente increíble. Ahora debía decidir qué hacer al respecto, si es que hacía algo. Mirando hacia las notas que había escrito en el formulario que se hallaba sobre la mesa frente a él, decidió en primer lugar recapitular los detalles de lo que le habían contado.

—De manera, Sr. Doyle, y Michael, que ustedes insisten en que Marie tenía toda la intención de abandonar la ciudad con su novio… este individuo… Brendan Kane, ¿correcto?

James (Jimmy) Doyle respondió, exasperado:

—Eso es lo que llevamos diciendo los treinta últimos minutos. Y le he dicho que no sabía nada de que Marie quisiera huir con el muchacho hasta justo antes de irnos, cuando Mickey y Ronnie nos lo contaron todo a su madre y a mí.

—Ah, sí —replicó Carson—, una pequeña conspiración secreta, ¿no le parece?

—¿Qué coño quiere decir con eso? ¿Qué conspiración? —increpó el joven Mickey al sargento.

Carson infló el pecho, en un visible alarde de importancia. A sus cincuenta y tres años y próximo a la jubilación, el atildado sargento, con uniforme de costuras rectas y cuello cuidadosamente almidonado, creía firmemente en su propia capacidad para distinguir la verdad de la mentira, o saber cuándo estaba perdiendo el tiempo en trivialidades cuando ahí fuera había delitos más graves esperando ser resueltos. Desgraciadamente, sus propios superiores veían otra cara de él, la de un hombre con formas demasiado establecidas e incapaz de aceptar cambios con rapidez, algo que lo retenía y una de las razones por las que nunca había sido capaz de aprobar sus exámenes de inspector. Carson llevaba quince años como sargento y permanecería en ese rango hasta el día de su jubilación. Los Doyle, obviamente, no tenían ni idea de esto. Para ellos, él era «la policía», el hombre que le había presentado como el oficial disponible para ayudarles en la búsqueda de su hija y hermana. Entonces respondió al airado comentario de Mickey. ¿Habría tal vez empleado la palabra equivocada?

—Eh, jovencito —le dijo a Mickey—. No he querido decir nada malo con esa palabra, simplemente que me da la impresión de que tú, tu hermano y vuestro amigo Oxley parecéis ser los únicos conocedores del secreto de este traslado planificado a América. Todos colaborasteis muy estrechamente para aseguraros de que tus padres no supieran nada al respecto.

—Espere un momento —dijo Mickey—, Clemmy también lo sabía.

—¿Clemmy?

—La mejor amiga de Marie, Clemency De Souza. Marie nos dijo a Ronnie y a mí que se lo había contado a Clemmy hace un tiempo. Le juró no decírselo a nadie.

—Ah, vale, ya veo —asintió Carson, burlándose de la explicación de Mickey—. Dime, ¿alguna vez se os ha ocurrido pensar que Marie y ese novio suyo podrían haber estado contándoos un cuento?

—¿Qué quiere decir? —preguntó Mickey al aparentemente experimentado y omnisciente oficial que lo miraba severamente.

—Bueno, por mi experiencia, he visto muchas veces que cuando vosotros, los jóvenes, queréis

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